martes, 29 de diciembre de 2009

Deseos

No sé bien cómo funciona esto de los deseos.
Pero sé que hace bien tenerlos. Y también hace bien, por qué no, estar incluído a veces en los buenos deseos de otros.
Se dice que hay que tener cuidado con desear mucho algo, porque ese deseo se te puede cumplir... Y es por eso, tal vez, que hay pensar antes de elegirlos, y elegir muy bien los deseos que esperamos algún día se cumplan.
Cuando apagamos velas, o cae una estrella fugaz, o pasa un tren, o tantas otras cosas, por lo general nos agarra apurados, pero pese a ese apuro, nos concentramos y tratamos, con toda nuestra fuerza, de elegir a los más importantes.
Es difícil. Yo ya tengo mis preferidos. En definitiva siempre son los mismos. Los que obviamente no voy a revelar en este texto. Para que se cumplan ante la próxima velita, estrella o tren que pase.
Y en estos días, está claro que estamos en plena temporada de deseos. Porque en estos últimos días del año, sin velitas ni estrellas, es cuando tal vez los podemos pensar con más tranquilidad. Entre otras cosas porque tuvimos trescientos sesenta y pico de días para elegirlos.
Aunque seguramente se nos haya pasado el año pensando en otras cosas.
Y en esta tranquilidad de no tener velitas que se consumen y chorrean de cera la torta, ni estrellas que pasan demasiado rápido o trenes que, depende de dónde vivamos, son muchos o muy pocos, me aparece claramente un deseo.
Una palabra. Sencilla. Muy simple.
Y que ojalá todos la tengamos este año. Porque en ella se traducen un montón de otros estados. Porque contagia. Porque si está, seguramente vamos a estar mejor, y nos vamos a hacer bien entre nosotros. Porque si está, significa que muchas otras cosas están sucediendo.
Por todo eso, para este 2010, sencillamente, ALEGRIA.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Magia y sonrisas

Desde chico me gusta la magia. Me fascinaba no entender lo que pasaba, y que eso a veces pasara a centímetros de tus ojos.
Desde chico me hace bien estar con gente que sonríe. Porque una sonrisa te transmite energía, te contagia, te acaricia el alma.
Pocas veces esas dos cosas se combinan.
Yo tuve la suerte de conocer a alguien que las combinaba. Y muy bien.
Admiro el humor. Es un lenguaje que me hace bien transitar. Con este mago que sonreía lo hemos transitado muchas veces. En viajes, hoteles, incluso arriba de escenarios multitudinarios sin que nadie lo notara.
Hemos compartido música, hemos disfrutado con alguno de esos acordes que llegan en el momento que uno más los necesita. Hemos vibrado con arreglos de cuerdas que sonaban cuando tenían que sonar.
Y como decía recién, nos hemos reído mucho. Y eso no es poca cosa.
Gracias Mario por tu música, por tu cariño, por haberme hecho sentir un chico mirando cómo hacías un truco que jamás contabas. Y lo bien que hacías al no contarlo. Porque eras un mago. Un mago que encima tocaba el piano con pasión y que te llenaba el alma al escucharlo.
Voy a recordar siempre muchos momentos vividos, pero hay uno en particular que me llevo y que cada vez que lo traigo a mi memoria no puedo evitar sonreír. Hasta un día tan triste como hoy me hizo sonreír. Si pudieras leer esto sabrías de qué estoy hablando.
Gracias Mario. Fue un verdadero placer, un orgullo y una alegría, el haber compartido esos años con vos.
Te quiero mucho y ojalá que donde estés, estés bien.

sábado, 28 de noviembre de 2009

Después de tocar

Sólo algunas reflexiones después de tocar.
La música me ayuda, escribí hace años en una de las primeras canciones que compuse, y que más tarde grabaría Juan Carlos Baglietto. Y lo sigo pensando. Ese instante, y digo instante porque siempre pasa rápido, desde que uno sube al escenario, con su guitarra colgada, el inalámbrico prendido y el equipo seteado, hasta que saluda y se despide hasta alguna próxima vez, sigue teniendo la misma magia. Genera siempre el mismo placer.
Tuve la dicha de vivir muchos escenarios, de todo tipo y tamaño. Bares con 20 personas, estadios con 50.000, con lluvia, con sol, frente al mar, en la montaña, en países lejanos, en pueblos cercanos y divinos. Y siempre he sentido la misma sensación. Ese placer efímero tal vez, pero tan profundo.
Y el otro día la música volvió a ayudarme.
Disfruté tocando con músicos geniales que pese a venir de otro palo, pusieron lo mejor para que esa magia que tiene la música se despertara.
Nahuel con su bajo y su empuje de siempre, Mario con su tranquilidad y su tempo maravilloso. Willy poniendo todo, con su potente sonido y Lucas, compartiendo por primera vez un escenario conmigo y dando lo mejor.
Disfruté cantando algunas canciones nuevas. Tal vez en algunas me ganó la emoción de cantarlas por primera vez y de poder decir algunas frases muy especiales mirando a los ojos a la destinataria de esas palabras. Seguramente desafiné un poco en Caminar, mientras cantaba que "si el camino no te lleva, hay que armarse de coraje, cruzar desiertos de arena y mares llenos de sangre. No confíes en tu suerte, no dejes que el tiempo pase, hacéle un guiño a la muerte y que la vida te abrace.... y aunque el cielo sea distinto y el sol ya no es el de antes, son tus ojos los que veo cada día al levantarme."
También me divertí mirando las caras cantando Tres mensajes, cuando digo "te mandé tres mensajes, los habrás recibido. El tercero decía que ya del primero me había arrepentido...", alguno tal vez se sintió identificado en estos tiempos sms...
Me gustó cantar esa especie de chacarera que es Cuando no tengo tu amor, pero con el sonido Vudú. Me encantó la versión que quedó. Tal vez retoque un poco la que está grabada.

Fue una buena tarde. La gente que estaba recibió las canciones nuevas con mucha apertura y ganas, y realmente me ayudan a convencerme que cuando tomen forma de disco van a estar presentes en sus vidas como algunas otras que he escrito o cantado.
La producción fue excelente, todos. Muy buena organización en todos los detalles, desde lo técnico, hasta los camarines decorados con tanto cariño y el catering riquísimo.
Y algo que siempre me llevo, es la imaginaria fotografía de las caras de la gente cuando escucha las canciones. Y me encantó esa foto. Me la llevé para siempre, como tantas otras.
Como broche final, disfruté muchísimo cantar junto a Lerner Volver a empezar. Maravillosa banda y una inmensa generosidad de uno de los grandes de la música argentina. Un gran momento.
Lástima la prensa, que como casi siempre brilló (?) por su ausencia, y a los que fueron no les interesó que antes del show principal hubiera otro. Suele pasar. Llama la atención tal vez en este caso particular que ni en el noticiero del canal 5, que transmitió parte del evento, ni en otros programas del canal, no se hayan interesado en lo que pasó arriba del escenario antes del show central.
En fin, se la perdieron. Pero por suerte la música, aparte de ayudar, se abre paso. Atraviesa lugares, fronteras y tiempos, sin que ni siquiera uno mismo pueda tener control sobre su camino.
Y eso nada ni nadie lo puede cambiar.
"Una canción puede llegar desde un desierto hasta el fondo del mar,
puede abrirse paso entre las ruinas..."
Gracias a todos por hacerme pasar una tarde/noche de esas que quedan guardadas para siempre.

martes, 6 de octubre de 2009

Descargar Mundo divino

http://virb.com/mundodivino/audio/447315

lunes, 5 de octubre de 2009